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El clima extremo en los países del norte ha terminado de arruinar las cosechas claves. Tanto así que se espera que este año la cosecha del maíz caiga a su nivel más bajo dese 1995.

Sólo en julio de este año el precio del trigo y el maíz se disparó en un 25%, mientras que la soja en un 17%. El problema de estas alzas es que su traslado a los alimentos es inmedianto. Si bien CNN afirma que, según la encuesta Gallup los miembros de los países desarrollados tienen capacidad de asumir -dolorosamente- el alza del precio en los alimentos. No pasa lo mismo con los habitantes de las naciones subdesarrolladas donde los alimentos son el principal gasto, afectándolos drásticamente en su costo de vida.

Tan crítica es la situación que casi no la comparan con la crisis alimentaria del 2007-2008 donde se dispararon los precios del grano a tal punto que hubo protestas y revueltas en más de 30 países, impulsadas por valor del pan.

El alto costo de los granos afectará los precios de los alimentos en general. Para los consumidores en países en vías de desarrollo, el alza de los precios de los alimentos es una carga, pero en la mayorías de los casos representan una situación manejable.

Los estadounidenses gastan solo un 10% de sus ganancias con impuestos incluidos en alimentos de todo tipo, comidas en restaurantes y comidas preempaquetadas. Encuestas de Gallup descubrieron que la familia tradicional estadounidense actualmente gasta un tercio menos en comida, apesar de la inflación, en comparación con lo que consumía en 1969.

El encarecimiento del precio de los alimentos en la economía mundial se ha convertido en el factor más importante de la economía familiar. Los habitantes de países pobres gastan la mitad de su sueldo en comida y por comida, es decir, para ellos importa más el pan antes que nada.

Cuando los precios del maíz se dispararon en el 2007-2008, las manifestaciones por el pan sacudieron a 30 países en vías de desarrollo, desde Haití a Bangladesh, de acuerdo con el Financial Times. Una sequía en Rusia en 2010 forzó la suspensión de las exportaciones del grano ruso y puso en marcha la llamada Primavera Árabe.

Desde los días de Gamal Abdel Nasser, el gobierno egipcio brinda pan subsidiado a la población. Un disco de pan redondo y plano cuesta un penique. Sin embargo, a finales del 2000, el gobierno de Mubarak descubrió que no podía mantener la paz con el aumento del costo del grano.

Mientras la población de Egipto se duplicó de 20 millones en 1950 a 40 millones en 1980 y ahora a más de 80 millones, el país se ganó el primer lugar como el importador de trigo más grande del mundo. Los aumentos en el precio del 2007 a 2010 excedieron los recursos del gobierno de Mubarak. El pan barato se esfumó de las tiendas y el descontento se acrecentó. En la publicación del 18 de agosto de la revista británica The Spectator, John R. Bradley, un periodista que habla árabe y que ha sido residente de Egipto por mucho tiempo, describió lo que pasó después:

"Las conversaciones de pequeños grupos de las élites que hablaban inglés en El Cairo, y sus acompañantes occidentales, estaban a un mundo de distancia de las pláticas entre las masas egipcias. La esperanza principal de aquellos que inundaron el Tahrir Square fue compartida por los revolucionarios en Túnez: ese repentino y radical cambio significaría comida a precios razonables".

¿Y si suben nuevamente los precios de los alimentos? China será especialmente vulnerable al costo de la inflación de los alimentos. En julio del 2011, el costo de la vida tuvo un aumento del 6.5%. La inflación fue subsidiada durante el 2012. La primavera impuso récord en la cosecha de maíz estadounidense en 2012, lo que le permitió al banco central de China facilitar el crédito en la primera parte del verano. Ahora las autoridades chinas se enfrentarán con algunas decisiones difíciles acerca de lo que se avecina.

La Primavera Árabe del 2011 se compara con algunas de las revoluciones de 1848. Eso es más importante de lo que la gente nota: los hambrientos años de la década de 1940 fueron de malas cosechas a lo largo de Europa. Las personas hambrientas son igual a personas enojadas y a su vez las personas enojadas derrocan a los gobiernos.

¿El 2013 nos traerá un caos en Brasil, huelgas en China o una revolución en Pakistán? La respuesta probablemente se sabrá con los índices de los precios de los productos básicos. Y eso es todo, menos confortador.