rescate bancario
© La Gran ÉpocaResumen general de las necesidades estimadas de capital para cada entidad.
Desde los primeros días de 2013, los órganos de gobierno europeos empezaron a dar pasos importantes para clarificar cuáles son las condiciones y responsabilidades que deberá asumir España a cambio del dinero que se le ha prestado para afrontar el rescate bancario, un proceso que deberá culminar a lo largo del primer trimestre del presente año.

No hay mucho que decir para introducir el ya desgraciadamente familiar tema del rescate bancario. La administración de los bancos y cajas ha distado mucho de lo que se espera de unos gestores profesionales unidos a un organismo regulador como el Banco de España, que por lo que se va sabiendo - a medida que las lenguas se sueltan y las personas se sinceran - realizó su función, pero por decirlo eufemísticamente, de forma manifiestamente mejorable.

Los que se ahogaban

La primera ayuda para el rescate bancario español llegó el pasado mes de diciembre por valor de 39.500 millones de euros y los principales beneficiados fueron las entidades nacionalizadas que recibieron un total de 36.968 millones, repartidos de la siguiente manera: Bankia, 17.959 millones; CatalunyaCaixa, 9.084 millones; Novagalicia, 5.425 millones ;y Banco de Valencia, 4.500 millones. Se destinó los 2.500 millones restantes para capitalizar al conocido como banco malo, el SAREB (Sociedad Gestora de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria).

Un segundo grupo quedó integrado por los bancos no nacionalizados y que conforman BMN, Liberbank, Caja3 y CEISS, para los cuales está prevista una aportación de 1.500 a 2.000 millones de euros, que en el momento de recibir esta edición deberá haber sido aprobado en la reunión del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) el 28 de enero de 2013.

Estas recapitalizaciones se apoyan en parte en los resultados de los famosos test de estrés realizados por la consultora Olyver Wymann (con nombre de personaje de novela de Mark Twain) y de la que se incorpora en esta página un gráfico de su informe donde hace referencia al escenario considerado como más adverso1. En él puede verse que las únicas entidades que superaban dicho escenario son el Banco Santander, BBVA, CaixaBank-Cívica, Kutxabank, Sabadell-CAM, Bankinter y Unicaja-Caja España/Duero.

Sorprendió en aquel momento el estado descrito para una entidad como el Banco Popular, cuyo consejero delegado, Ángel Ron, manifestó al Ministerio de Economía su discrepancia con la metodología empleada por la consultora. La entidad, precisamente como una manera de mostrar su fortaleza, ha procedido en lo que va de año a realizar dos emisiones de importante cuantía que le han permitido aumentar aún más si cabe su base de capital.

Por un lado, el pasado 8 de enero emitió 750 millones de euros de deuda senior a un plazo de 30 meses, y por otro lado, 500 millones de euros el pasado 14 de enero, en cédulas hipotecarias a un plazo de seis años, con vencimiento en enero de 2019.

¿Cómo lo hacemos?

Esta es la pregunta que se están haciendo los ministros de economía y que se ha de resolver en las reuniones del Eurogrupo de este primer trimestre de 2013.

La clave es cómo realizar la recapitalización directa de los bancos por parte del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), es decir, concretando para el caso de España, decidir quién va a hacerse cargo de los 41.500 millones de euros que va a costar - de hecho ya está costando - , tal aventura.

Los bancos españoles están sustituyendo a los inversores en la compra de la deuda emitida por el Estado Español.

Hay una opción que se sitúa en un extremo y que consistiría en que el MEDE cargaría directamente con dicho coste - es decir, dejaría de computar como deuda pública del país que solicita la ayuda - y a cambio, el organismo europeo tomaría una participación directa en dichos bancos, que pasado el tiempo le generaría los beneficios o perdidas correspondientes dependiendo de la evolución del banco capitalizado.

En el otro lado están los países que como Alemania, Finlandia y Holanda entienden que detrás de dicha participación directa del MEDE deben aparecer como responsables subsidiarios los Estados que solicitan el capital, garantizando así la protección del MEDE ante cualquier pérdida que pudiera provocar la recapitalización directa.

Conviene no olvidar que estos 41.500 millones de euros aportados por Europa, se suman a los 15.724 millones que hasta la fecha ya ha inyectado el FROB en el sector, lo que supone una factura total de más de 55.000 millones de euros.