epidemia de homicidios
© AFPGrupo de adictos en Crackolandia en Brasil.
La guerra entre el crimen organizado, la policía y los grupos de exterminio parapoliciales contribuyó para el aumento del 40% del número de víctimas de asesinatos en la ciudad de Sao Paulo, la mayor metropoli de Sudamérica, durante 2012.

Y estadísticamente ingresó en el nivel 'epidemia' de homicidios, de acuerdo a los parámetros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) .

La Secretaría de Seguridad Pública divulgó que si bien en la capital el aumento fue del 40%, en el estado de Sao Paulo, el más rico del país y que por sí sólo representa el 18o. Producto Interno Bruto (PIB) del mundo, el avance del número de homicidios fue de 15%. En el Gran Sao Paulo, el aumento fue del 27%.

En la ciudad de Sao Paulo, se frenó la tendencia de reducción de homicidios que ocurría desde 1999, apuntaron los especialistas.

El municipio de la ciudad de Sao Paulo registró 1.497 asesinatos en 2012, un 40% más que los 1.069 de 2011. También el total de muertos (94) por robo seguido de muerte creció 7,4%.

La cadena Globo apuntó que en la ciudad de Sao Paulo se logró en 2012 que los homicidios sean considerados epidemia, es decir cuando se supera el parámetro de 10 homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes, en base a la OMS.

El índice en la ciudad de Sao Paulo se redujo drásticamente en los últimos 15 años. En 1999 la proporción era de 52,58 homicidios por cada 100 mil habitantes y en 2011 cayó a 8,95.

Sin embargo, la performance a la baja se revirtió en 2012, con 12,02 homicidios por cada 100 mil habitantes. El crecimiento, sobre todo, se debe al recrudecimiento de la violencia ocurrida desde octubre. En el estado de Sao Paulo, según las estadísticas oficiales, la tasa también superó al límite de la OMC, con 11,47 homicidios por cada 100 mil habitantes.

En ese mes hay una curva ascendente de homicidios en el marco de una guerra entre el grupo criminal Primer Comando de la Capital (PCC) , el más poderoso de Brasil, la policía y grupos de exterminio conformado por agentes de la fuerza de seguridad.

La ola de violencia llegó al gobernador Geraldo Alckmin, del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) , a cambiar en noviembre a su secretario de seguridad, Antonio Ferreira Pinto, de línea dura, por el ex fiscal Fernando Grella, quien asumió con un discurso a favor de que la policía deba respetar los derechos humanos.

Pero al PCC se le atribuye, en supuesta revancha por la ejecución extrajudicial de uno de sus miembros en abril, haber asesinado a por lo menos 102 policías. El grupo es comandado desde el interior de las cárceles, donde tuvo su origen como el 'sindicato de los presos' tras la masacre de Carandirú, el asesinato de 111 detenidos en un presidio paulista en 1992 a manos de la policía.

Parte de la estadística que es objetada por entidades de derechos humanos y el Ministerio Público apunta que también hubo un aumento de los muertos a manos de la policía en supuestos enfrentamientos. Fueron 547 personas contra 438 de 2011, un aumento del 25%.

"Hubo un período de alta violencia policial y de baja inversión en inteligencia. Con el cambio de secretario de seguridad, parece que esa lógica cambió. La violencia no puede ser combatida con más violencia" , dijo Melina Risso, de la ONG Sou da Paz.

Brasil, la primera economía latinoamericana, por ejemplo, posee un índice de homicidios de niños y adolescentes superior al de México, donde en los últimos años avanzaron los carteles del narcotráfico a sangre y fuego.

De acuerdo al Mapa de la Violencia editado en 2012 por la facultad latinoamericana FLACSO y el Centro Brasileño de Estudios Latinoamericanos (Cebela) , Brasil sufre una epidemia de violencia contra niños y adolescentes, con 44,2 casos de homicidios en 100 mil jóvenes de 15 a 19 años.

En un ranking de 92 países sobre la violencia y los niños y adolescentes, la tasa de homicidios brasileña es superada en el continente por El Salvador, Venezuela y Guatemala.

La ola de violencia en Sao Paulo generó una disputa en el tercer trimestre del año con el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, que acusó a la gestión del gobernador Alckmin de haber rechazado ayuda federal contra el crimen.

Alckmin, finalmente accedió a firmar un acuerdo de cooperación que incluye la participación de la policía federal de caminos y de fronteras en el combate a los grupos del narcotráfico que encuentran en Sao Paulo al mayor mercado consumidor de drogas del país.