En el mundo 1.000 millones de personas padecen hambre al tiempo que grandes bancos embolsan sumas multimillonarias en especulaciones con alimentos. Así es la doble cara de una crisis alimentaria que corre el riesgo de agravarse debido a las condiciones climáticas.


Según un reciente informe, en plena recesión económica la banca de inversión estadounidense Goldman Sachs obtuvo ganancias de más de 400 millones de dólares merced a sus especulaciones bursátiles sobre los alimentos. Invertía el dinero de sus clientes en productos como caña de azúcar, trigo y maíz, que según sus previsiones tenían perspectivas de ventas mientras caían en producción.

Frente a todas las acusaciones, la entidad financiera argumentó que las inversiones en agricultura no influyen en el costo de los alimentos, una opinión que no comparten los analistas independientes. Las propias bases de las económicas sostienen que la alta demanda de las mercancías empuja inevitablemente sus precios a un incremento.

Asimismo el mayor banco alemán, el Deutsche Bank, declaró que hará caso omiso a las denuncias de fomentar el encarecimiento de los alimentos. El copresidente de la entidad Jürgen Fitschen dijo que examinó el asunto y no encontró pruebas "de que la especulación fuera responsable de la evolución de los precios".

En realidad, la riqueza para pocos se vuelve en desastre para muchos. Gran parte de la población de la Tierra se encuentra bajo el umbral de la pobreza y solo unos pocos "sembradores de acciones" desde sus despachos almacenan montones de billetes a costa de otros.